El sueño de cubanacán
- Por Virginia Alberdi Benítez -
Cuando las biografías de pintores cubanos, Se revisan escultores y grabadores con mayor presencia en los circuitos internacionales de exhibición y comercialización de las artes visuales durante las últimas cinco décadas., es común encontrar una referencia mutua en sus etapas formativas: han estudiado en la Escuela Nacional de Arte (ENA) o el Instituto Superior de Arte (ES UN).
Flora Fong, Ernesto Garcia Peña and Gilberto Frómeta, quienes exhibieron sus obras en exposiciones individuales en ArteMorfosis durante 2015 y actualmente se presentan lado a lado en una exposición colectiva, todos pasaron por estas instituciones académicas que originalmente se establecieron como un centro para la iniciación profesional de adolescentes de todo el país en 1962 y que continuó evolucionando hacia el escalón más alto del sistema nacional de educación artística en 1976.
Antes de la ENA (Escuela Nacional de Arte) fue fundada, la mayor aspiración de quienes aspiraban a aprender los secretos del arte era registrarse en la Academia de Artes de San Alejandro, fundada en La Habana en el siglo XIX. Aunque algunos de sus profesores escribieron historia del arte cubano, su tendencia predominante fue conservadora. Solo en las últimas décadas del siglo pasado, en alineación con las transformaciones socioculturales adoptadas por el nuevo gobierno para su sistema educativo, San Alejandro dejó atrás su carga académica.
ENA fue creada bajo los impulsos de los primeros años de la epopeya posrevolucionaria. El propio espacio urbano donde sus edificios comenzaron a erigirse pronto cambió su contenido simbólico.. En el oeste de la Habana, Oeste de la capital cubana, la clase social más alta había construido lujosas propiedades y palacios. La urbanización recibió el nombre de Cubanacán., una palabra del idioma de los nativos cubanos, casi exterminado por los conquistadores españoles durante los siglos XVI y XVII
En este enclave se ubicó el Havana Country Club, sociedad aristocrática recreativa de la alta burguesía nacional y los ricos inversores extranjeros. La Perla del Club era su campo de golf..
Después de la partida de la mayoría de los propietarios de la urbanización y los miembros del Club como resultado de las leyes recientemente introducidas enraizadas en los cambios sociales radicales de 1959, se planteó la idea de transformar la función social de esa institución. Un dia en 1961 Fidel Castro fue al Club abandonado. Al líder revolucionario cubano se le ocurrió la idea de construir allí un complejo de escuelas para la educación artística.. Quería que estos edificios proclamaran al mundo lo que un gobierno revolucionario podría hacer con respecto a la democratización del acceso a la formación artística y la renovación de los estilos arquitectónicos..
Por cierto, Existe confusión sobre el testimonio gráfico que supuestamente preserva este momento histórico.. Esta
es una secuencia fotográfica capturada por Alberto Korda, conocido por ser el autor de la imagen más famosa del Che Guevara, que lo muestra con ojos penetrantes y con una boina negra en la que brilla una sola estrella. Como fotoperiodista, Korda cubrió los movimientos de Castro alrededor de la isla y en una ocasión, También en 1961, asistió a una ronda de golf entre Castro y Guevara, donde tomó la secuencia. El campo de golf no era, como se ha dicho y repetido, el club de campo, pero uno basado en el otro extremo de La Habana, en un lugar conocido como las alturas de Villarreal.
El arquitecto encargado de coordinar el proyecto Cubanacan., Selma Diaz, llamado a, Colega cubano, Ricardo Porro que vivió en Caracas desde la década anterior, exiliado por sus actividades contra el régimen golpista de Fulgencio Batista (Marzo 10, 1952 – 1 de enero 1959). más lejos, a su vez, convocó a dos arquitectos italianos, Roberto Gottardi y Vittorio Garatti, identificado como él con el llamado Movimiento Moderno.
Realmente, mas de una escuela, el proyecto incluyó cinco, uno para cada especialidad artística. Porro diseñó las Escuelas de Artes Plásticas y Danza Moderna; Garatti diseñó los de Ballet y Música, y Gottardi, la del teatro. Los estudiantes, como becarios, habitaría las residencias de los antiguos residentes del área exclusiva.
Entre 1962 y 1965 la construcción de las escuelas avanzadas y de hecho, sin haber terminado, comenzaron a trabajar: primera musica, Teatro y artes plásticas, luego danza moderna; El ballet tuvo que esperar, aunque bajo los auspicios del mundo famoso, gran bailarina Alicia Alonso y el maestro Fernando Alonso, otros espacios de la capital, formó los talentos necesarios para formar parte de la destacada compañía del Ballet Nacional de Cuba.
En 1965 se detuvieron las inversiones para construir ENA. Las necesidades insatisfechas de viviendas en las ciudades y los planes emergentes de desarrollo industrial y agrícola inclinaron la escala a favor de una arquitectura menos elaborada basada en las tecnologías de elementos prefabricados a expensas de los diseños personalizados de Cubanacán..
A pesar de su carácter incompleto, hacia finales del siglo pasado, la construcción de las escuelas ha sido reiniciada – El desarrollo de Cubanacán es considerado como una de las joyas de la arquitectura moderna cubana..
Porro hipotetizado, en el caso de la Escuela de Artes Visuales, que el diseño arquitectónico innovador tuvo que estar interrelacionado con una propuesta pedagógica avanzada. Muchos años después, Porro insistió, durante una conversación con colegas cubanos sobre el concepto: “estoy convencido de que el Ambiente escolar favoreció el trabajo de los profesores y estimuló la imaginación de los estudiantes. No es lo mismo enseñar o aprender a pintar o esculpir en una atmósfera dominada por líneas clásicas., intercalado en medio de una arquitectura convencional, que ser colocado en un ambiente que es en sí mismo un incentivo de creatividad. La atmósfera provocativa genera más provocación.. No quiero decir con esto que mi propuesta sea transgresora, pero me puse en el lugar de un estudiante, Cualquier estudiante que no esté de acuerdo con caminar por caminos conocidos y quiera desarrollar su mundo interior con total libertad. Esa libertad constructiva es lo que intenté capturar en esta escuela.“.
Porro se mudó a París, Garatti a Italia, Gottardi permaneció en la isla y fundó una familia italo-cubana.. Algún día, tarde o temprano, su trabajo se completará.
Pero el sueño de Cubanacan no solo vive en su poética arquitectónica., pero en las realidades humanas. Cientos de talentos han sido entrenados en esta institución múltiple.. Si juzgamos simplemente por las artes plásticas, Este grupo de talentos es impresionante y crece cada año..
Flora, Ernesto y Frómeta pertenecen a la primera cosecha de la escuela Cubanacan. No fueron los únicos. En una próxima crónica discutiremos el origen diverso de los jóvenes artistas que estudiaron allí y los objetivos pedagógicos de sus profesores.. Ambos tienen mucho que contar.
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