Li D Fong
Soy inquieto por naturaleza. Siempre he respondido con prontitud a la necesidad apremiante de crear porque surgen nuevas posibilidades dentro de mí que debo expresar constantemente; para completar los espacios en blanco del lienzo con estos "mundos" o espacios de vida que creo.
Siempre ha sido así desde que comencé a crear, que fue a una edad muy temprana. Siempre me ha llamado la atención la necesidad de presentar narrativas a través de imágenes; para contar historias, no con palabras, pero con fotos.
Recibí mi formación técnica en la Academia de Arte San Alejandro en La Habana donde me especialicé en grabado., aunque siempre había preferido pintar. Esta, Sin embargo, me permitió desarrollarme en un sentido más amplio y me proporcionó un nuevo arsenal de posibilidades para mi futuro como artista. Mi maestra durante este período fue Belkis Ayón, una gran figura del arte cubano. Pero debo señalar que el ambiente en casa favoreció mi desarrollo., porque mis padres Flora Fong (un pintor) y Nelson Domínguez (un artista visual) son reconocidos artistas cubanos con una obra sustanciosa y una trayectoria impresionante.
No siento una influencia directa de ningún artista en particular., pero he apreciado el trabajo de artistas que han enriquecido mi visión y tanto guiado mi espiritualidad como respondiendo a inquietudes surgidas en la ejecución de mi obra. De artistas cubanos, algo de esas figuras de Fidelio Ponce de León que se diluyen en la neblina, y también algo de las obras de Roberto Fabelo de hace unos años. Entre los maestros europeos, Salvador Dalí me impresionó, y lo considero una figura a tener en cuenta en ese mundo surrealista que me seduce y me permite expresarme tan bien.
No me presiono cuando empiezo a trabajar en una pieza.. empiezo con una idea inicial, e incluso permitir el flujo de expresión. Mi trabajo, eminentemente introspectivo, me insta a buscar en mi interior y crear constantemente relaciones y afinidades en ese universo de nuevas historias. En ocasiones comienzo con manchas primarias y las alimento con elementos existenciales o imaginarios.. Luego imprimo en el lienzo, diluir con trementina, y pintar encima de ese resultado… Los accidentes de pintura también contribuyen a la concreción de una pieza; uno los arregla y trabaja en ellos, pero contribuyen a la búsqueda de soluciones novedosas que conecto con la constante experimentación presente en mi creación.
Mis trabajos más recientes así como los de mis primeros años traen historias de personajes que no dejan de penetrar en los vastos territorios de la invención., ayudando a pintar esa puerta vinculando mi imaginario personal con el entorno real en el que concreto la obra de arte.
La atmósfera onírica que prevalece en todas las obras que expongo es propia de mis obras más recientes.. En ellos hay una presencia constante de texturas y dibujos que se ‘adivinan’ dentro de estas texturas y se perfilan con suaves trazos. Esta atmósfera surrealista domina toda mi obra y es un elemento constante que la unifica.. Otro elemento recurrente es la falta de definición de los fondos: son espacios atípicos, puentes, escalera, carreteras, fuentes, jardines… ubicados en lugares no identificados. Porque todos pertenecen al mundo de los sueños., son verdaderamente alucinantes.
El mío es un viaje que incluye lugares anónimos, viajeros sobrenaturales, y paisajes insinuados; siempre con la consistencia de la atmósfera surrealista. En casi todas ellas hay una visión monocromática de los espacios representados, que produce la impresión de cambiar de luz, todo bajo el título de Memorias de ruta (Recuerdos de viaje), un recorrido por la imaginación y las fantasías. Porque esa ruta no es más que la visión de un viaje más largo con paradas en cada una de estas obras., cada uno de ellos es un momento, un tránsito por esa realidad soñada o imaginada; en breve, una manera de compartir mi experiencia. Las diecisiete piezas en técnica mixta sobre lienzo que ahora muestro son ejemplos fidedignos de lo anterior.. En sobreviviente, donde predominan los grises, un personaje asciende en un espacio oscuro, como atrapado en un hueco. Escenario I corresponde a una escena en la que una pequeña figura camina por un puente y es observada por otro personaje en primer plano, todo en tonos tierra. Un rostro femenino intrigante es el centro de Composición, en el que la diversidad de texturas es un elemento muy importante. El contorno de una hoja que se funde con un perfil femenino contiene un cuerpo en el plano frontal de un paisaje lejano con edificios y puentes: eso es Hoja de ruta, resumiendo la idea de todas las imágenes de este viaje inmaterial. En las piezas de mayor formato muestro una vista panorámica que contiene múltiples elementos que se combinan en un paisaje abrumador que llama la atención del espectador.. Ahora se ha convertido en un compañero de viaje., porque la contemplación de cada una de las facetas de estos recorridos ofrece una visión del mundo interior que insisto en impartir, siempre pródigo en nuevas facetas e incansable en la búsqueda de una expresión auténtica.